MIAMI.-JESÚS HERNÁNDEZ
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@hesushdez
La Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos conmemorará el nuevo aniversario a los pies del emblemático monumento que recuerda la gesta histórica, situado en la intersección de la avenida 13 y calle 8 del SW, el domingo 17, a las 4 pm 5a5y2h
MIAMI.-JESÚS HERNÁNDEZ
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Hace exactamente 55 años, el 16 de abril de 1961, una legión de casi 1.300 cubanos exiliados irrumpió en la zona aledaña a Bahía de Cochinos para establecer una cabeza de playa y desde allí comenzar una ofensiva militar que combatiría la recién instaurada dictadura de Fidel Castro.
Cinco décadas y media después, aquellos hombres, muchos de ellos entonces muy jóvenes, entre las edades de 20 y 25 años, que el Gobierno de Cuba catalogó de mercenarios, pero nunca antes tuvieron un arma de fuego en sus manos; recuerdan a los caídos, al mismo tiempo que hacen un recuento de aquella epopeya histórico militar que pudo haber cambiado el curso político de la isla caribeña.
“Lo más triste es que muchos creíamos que la revolución sería diferente. Ahora me preguntan, cuál de las dos dictaduras, Batista o Castro, fue peor, y yo digo ninguna de las dos fueron buenas pero ésta [Fidel Castro] indiscutiblemente ha sido peor que la otra. No hubo [con Batista] tantos muertos, expropiaciones ni un pueblo en éxodo como sucedió con Castro”, manifestó a DIARIO LAS AMÉRICAS Julio González Rebull, miembro de la Brigada 2506.
De hecho, la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos conmemorará el nuevo aniversario a los pies del emblemático monumento que recuerda la gesta histórica, situado en la intersección de la avenida 13 y calle 8 del SW, el domingo 17, a las 4 p.m.
González Rebull mantiene la lozanía de los ideales de aquel joven de 23 años que marchó de Miami y se unió a la fuerza militar de cubanos exiliados que ansiaba un futuro mejor para Cuba.
“Fui asignado a la fuerza de aviación. Entonces, fuimos entrenados por militares del Ejército de Estados Unidos y otras nacionalidades en Guatemala. Allí estaban los aviones del US Air Force, las lanchas de desembarco y los altos jefes americanos”, recordó el brigadista.
Asimismo, González Rebull no olvida cómo tuvo que separarse de su amigo, el brigadista Alberto Valera, cuando le dijeron que uno iría en avión y el otro en barco para establecer una planta de radio en el territorio cubano.
“Tiramos una moneda al aire para decidir la suerte. Me tocó ir en un avión C46 y él se fue en el barco Río Escondido. Al otro día, cuando volábamos cerca de la costa cubana, vimos el barco envuelto en llamas”, relató González Rebull, quien también recordó cómo los aviones del US Air Force se acercaron a 10 millas de la costa pero rápidamente desaparecieron.
“No teníamos armamento en el avión y tuvimos que regresar a Nicaragua, donde las fuerzas militares de Anastasio Somoza prácticamente nos detuvieron. Más tarde, fuimos traídos a Miami”, resumió.
¿Qué sucedió?
El 15 de abril de 1961, un escuadrón de aviones, piloteados mayormente por cubanos exiliados, atacó varios campos de aviación militar. El segundo ataque, programado para el siguiente día, fue súbitamente suspendido.
“Nos dijeron que seríamos apoyados pero cometimos el error, y siempre lo digo, de creer ciegamente que seríamos respaldados. Que tendríamos apoyo aéreo. Entonces, los pocos aviones B26 que teníamos no estaban hechos para volar siete horas, desde Guatemala o Nicaragua a Cuba”, recapituló, visiblemente emocionado.
El desembarco tuvo lugar el día 17 en las inmediaciones de una zona llamada Playa Girón. No obstante, la fuerza aérea cubana oficial dominó el escenario militar. Un imprevisto ataque aéreo, fruto de un cambio de acción, fue la causa principal del fracaso.
Memorias
Sobre Manuel Artime, el médico cubano que impregnó su carisma entre los brigadistas y cuyo nombre anuncia uno de los teatros más populares en Miami, González Rebull señaló “es uno de los hombres más carismáticos que he conocido en mi vida. Recuerdo cuando fue a casa, aquí en Miami, yo tenía 22 años y mi madre estaba enferma. Él logró convencerla para que me dejara ir a luchar por Cuba. Fue un gran hombre, médico y poeta. Recuerdo cuando me dijo que estaba enfermo de cáncer. Se me aguaron los ojos y me dijo ‘déjate de cobardía porque el que se va a morir soy yo’. Disfruté mucho su amistad como amigo, guerrero y poeta”.
Otro de los de la Brigada 2506, Andrés Manso Rojas, rememoró cómo fue apresado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias cuatro días después del desembarco.
Algunos de los combatientes de la fuerza aérea que participaron en la operación militar. A la izquierda, González Rebull. (CORTESÍA)
“Estuvimos detenidos en un lugar improvisado. Más tarde nos condujeron al [centro de retención habilitado en el] Palacio de los Deportes, en La Habana”, señaló, donde también fueron detenidos miles de cubanos que fueron acusados de conspiración.
“Pensaron que yo era americano porque entonces yo tenía mi pelo rubio. Por suerte, todos éramos cubanos. Luego nos llevaron a la prisión del Castillo del Príncipe, donde fui condenado a 30 años de cárcel. Allí estuve dos años preso, donde vivimos una etapa dura, sobre todo cuando nos trasladaron a los fosos del castillo. Allí fuimos golpeados. Había mucha humedad, muy poca ventilación y apenas luz. Inclusive nos daban comida con ratas adentro. Muchos de nosotros enfermamos”, resaltó.
El reencuentro
Casi dos años después, el 29 de diciembre de 1962, cuando los de la Brigada 2506 fueron devueltos a Estados Unidos, González Rebull volvió a ver a su amigo, Valera, en el estadio Orange Bowl, en Miami, donde el presidente John F. Kennedy ofició una ceremonia de bienvenida.
“Si no hubo traición, hubo abandono. Sin lugar a dudas, sabíamos que nosotros los cubanos, teniendo en cuenta el poco armamento, la distancia y los escasos aviones que teníamos, no podíamos realizar esa acción militar solos. Sabíamos que sucedería lo que sucedió: Fidel Castro pondría toda su fuerza allí, artillería, tanques y miles de hombres contra los 1.246 de la Brigada 2506”, resumió González Rebull.
Actualidad
Luego abordó la situación actual en Cuba: “Hoy vemos cómo los cubanos continúan huyendo de su país. Vemos como cientos de ellos llegan a Panamá y Costa Rica. Duele ver a una madre que llora con sus hijos en los brazos pero también molesta ver cómo algunos de ellos guapean a las autoridades de esos países, cuando tal vez no guapearon en Cuba para lograr la democracia en el país”.
González Rebull sigue desconfiando del Gobierno de los Castro: “Creo que quienes van a Cuba, a conversar, están perdiendo su tiempo. Además, perdonar u olvidar es muy difícil. Murieron muchos compañeros, hubo mucho sufrimiento, separación de familia, muchos fusilamientos sumarios, expropiaciones y explotación. Nosotros comenzamos esta lucha hace casi 57 años pero tal vez la nueva generación, incluyendo a nuestros hijos y nietos, piensa distinto”.
Sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la propuesta del presidente Barack Obama, de conseguir un cambio político en Cuba por medio del acercamiento, el brigadista expuso: “Lo que él [presidente Obama] dijo allí, delante de Raúl Castro, tiene mi aplauso. Y si eso produce algún cambio, me alegraría mucho porque el pueblo de Cuba ha sufrido mucho. Pero hasta ahora sólo hay más detenciones y exigencias para los Castro mantenerse en el poder”.
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